viernes, 19 de agosto de 2011

¿Por qué estudiar música?

El hecho de estudiar música enriquece nuestra vida, aún más si es uno mismo el que forma parte del proceso musical. Los niños entran muy pronto en contacto con el mundo de los instrumentos musicales a través de los conciertos didácticos, de la televisión, la familia y los amigos. Si un niño tiene el deseo de aprender a tocar un instrumento, existen múltiples posibilidades. Con este artículo se pretende exponer los posibles efectos positivos que puede alcanzar un niño/a que estudia música.

Si solamente el escuchar música enriquece nuestra vida, ¿cuánto más enriquecerá se es uno mismo el que hace música!

Quien ha dedicado un largo periodo de su vida a la música, escucha los conciertos, los Cds y la radio de una manera mucho más intensa que alguien que no es músico.

Para un niño, el aprendizaje de un instrumento tiene un gran valor pedagógico puesto que casi ninguna actividad estimula tanto como el hacer música: oídos y ojos, manos y dedos, cabeza y cuerpo están implicados en este proceso. Se ha descubierto que el cerebro se estimula en gran medida al tocar un instrumento.

Diversas investigaciones han dado como resultado que la música influye positivamente en el comportamiento social del los niños: son claramente menos agresivos y se llevan mejor con sus compañeros que aquellos que no estudian música (los colegios con actividades extraescolares musicales registran menos actos de vandalismo y violencia que los colegios con esta oferta); por otra parte, el recibir clases de música no afecta negativamente al rendimiento en otras asignaturas, sino todo lo contrario: el rendimiento escolar de los niños mejora con frecuencia al recibir clases de música. En éstas se ofrece un excelente equilibrio con las diferentes formas de aprendizaje que se practican en el colegio.

Para llegar a este descubrimiento los científicos, de la Universidad de Toronto (Canadá), examinaron los efectos que diversas actividades extraescolares ejercían en la capacidad intelectual y en el desarrollo social de chicos de seis años. En total participaron 144 niños de esta edad, que fueron asignados aleatoriamente a una de estas cuatro actividades: clases de canto, clases de piano, clases de arte dramático o ninguna elección. Las dos últimas sirvieron de grupo de control.

Antes de comenzar las clases, en septiembre, los investigadores realizaron a los pequeños un test para medir su cociente intelectual y repitieron la misma prueba una vez finalizado el curso, al cabo de un año, ya que las clases se prolongaron durante 36 meses.

Después de este periodo todos los chicos, en las cuatro actividades, mostraron un aumento en su cociente intelectual, lo que es habitual después de haber completado un curso escolar. Sin embargo, mientras los participantes de los grupos de control tuvieron un incremento medio de 4,3 puntos en su coeficiente, el aumento en los niños que acudieron tanto a clases de canto como el piano fue de 7.0 puntos.

Realmente todos los niños tienen algún talento musical, que tendrá que ser descubierto y reforzado.

Una de las explicaciones que los autores del estudio dan a esta relación es que al igual que la simple atención en el colegio aumenta el cociente intelectual a estas edades, las lecciones musicales, que se imparten individualmente o a pequeños grupos, pueden promover un incremento adicional porque son como las clases escolares pero más divertidas.

Además, las clases de música implican práctica y ensayo, memorización, aprendizaje de nuevas piezas y la expresión de emociones en áreas del conocimiento no relacionadas propiamente con la música (Matemáticas, Lengua, entre otras).

Otro aspecto beneficioso es que el hacer música con otros compañeros exige trabajo en equipo, disciplina y concentración. Igualmente, el aprender de memoria una pieza musical desarrolla la memoria.

Los padres son muy importantes para el desarrollo del “talento” en el proceso de aprendizaje de sus hijos. Es determinante que muestren una actitud de interés hacia las actividades musicales que realicen sus hijos.

Finalmente y como conclusión, con la música se mejora la orientación espacial y temporal, la socialización, la creatividad, a espontaneidad, la perseverancia, la confianza en uno mismo, la concentración, la seguridad, la atención, la adquisición del esquema corporal y, según fundamentados estudios, también la memoria verbal de los niños. Es definitiva, la capacidad de aprendizaje. Y todo ello debido a que con la música se desarrolla la parte cerebral izquierda, encargada de las aptitudes musicales y de la memorial verbal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

FANTASTICO!!!!GRACIAS POR ESTA SIGNIFICATIVA INFORMACION..